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Verónica Durán: el triunfo de la mirada humana

Si el problema de la relación entre el espacio y el individuo es una pregunta eterna, entonces la arquitectura es la respuesta a esa cuestión que perdura a través de los años. De esa manera, que implica una atención minuciosa al aspecto humano de sus proyectos, entiende su trabajo la gijonesa Verónica Durán Sela, que dirige en su ciudad uno de los estudios asturianos que mayores proyectos han abordado en los últimos años. La arquitecta desveló su forma de entender su profesión y de encarar los retos que espera para el futuro inmediato en la conferencia que pronunció el pasado 17 de mayo en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias en Gijón. Durán Sela escogió seis de los encargos que ha asumido en su carrera para resumir los elementos que pone en juego cada vez que visita el escenario de una obra o se sienta ante su mesa de trabajo: la sede del Consejo Consultivo del Principado en Gijón; una pequeña reforma interior de la Casa Natal de Jovellanos; el edificio de oficinas de la Administración autonómica situado frente al Centro Niemeyer, a la orilla de la ría de Avilés; el diseño del mobiliario para el nuevo HUCA, en Oviedo, y el nuevo Hospital Álvarez-Buylla, en Mieres; las instalaciones de un centro ecuestre privado en el concejo de Sariego; y el nuevo proyecto para superar el parón en las obras de recuperación del espacio de la antigua estación ferroviaria de El Vasco, de nuevo en Oviedo.

Verónica Durán: el triunfo de la mirada humana

Como revelan sus trabajos para los dos hospitales más nuevos de la sanidad pública asturiana, Durán Sela no siente que su título de arquitecta, obtenido en la Universidad de Navarra, donde también ha ejercido como profesora, la encasille como mera constructora de edificios. Le interesan también el urbanismo, el interiorismo y el diseño y en el equipo que trabaja en su estudio, de cuya apertura se cumplen 20 años en 2018, se reúnen expertos en todos esos campos. «Parecía raro en los tiempos del boom de la construcción, pero ahora ya no lo es tanto. Incluso hay una categoría en los premios del Colegio. Creo que debemos absorber el interiorismo en nuestro campo de trabajo», señaló.

Aunque después de las estrecheces de la crisis y de sus secuelas en forma de presupuestos menguantes sea más difícil de sostener, Durán Sela defiende sobre todas las cosas su planteamiento de «una arquitectura global y emocional». «No podemos quedarnos acotados a la función de ofrecer proyectos correctos y temerosos», pidió a los jóvenes que asistieron a su intervención, a los que animó también a interesarse por la psicología y la sociología para incorporar siempre una dimensión humana a sus trabajos, para no perder nunca de vista «la perspectiva de quienes usan, recorren y sienten la arquitectura». «Creo que en los próximos años a los arquitectos nos van a pagar, entre otras cosas, para que ayudemos a crear condiciones de felicidad», sostiene.

Trabajo en equipo

Otro de los principios fundamentales de Durán Sela es el trabajo en equipo, la aglutinación de sinergias que da la reunión en torno a un mismo objetivo de especialistas en disciplinas diversas. Una cita de Enric Miralles («la mejor maqueta es una conversación») resume su punto de vista al respecto, que también puede expresarse de otra manera, la que enfoca cada trabajo como un reto.

En seis retos, según su propia selección, puede resumirse lo que ha hecho en dos décadas de trabajo. Las intervenciones en la sede del Consejo Consultivo y la Casa Natal de Jovellanos estuvieron condicionadas por la naturaleza de los edificios donde tuvieron lugar: antiguos, protegidos por todas las figuras legales concebibles y poco flexibles para desarrollar la creatividad propia. Esa visión personal sí pudo expresarse en el edificio administrativo de Avilés, inaugurado en 1945 y tan cambiado que ahora luce de otra manera junto a la ría, a la espera de que la demorada eliminación de la barrera ferroviaria aumente la intimidad de su contacto con el Cantábrico.

Vocación de interiorista

También pudo añadir elementos nuevos y toques personales a los elementos decorativos y el mobiliario funcional de los dos hospitales. La escala del nuevo HUCA y las complicaciones organizativas del traslado a La Cadellada desde las antiguas instalaciones de El Cristo, en el que tomó parte, significaron casi una divisoria en su carrera. Después de ese trabajo, ya nada le parece verdaderamente complicado. Aunque, a veces, surgen tareas que lo son. El centro ecuestre de Sariego supuso un reto para adaptar las instalaciones al terreno que ocupan un valle estrecho, sinuoso, húmedo, arcilloso y con diferentes niveles de altura. Será, también un proyecto menos visible que los otros cinco que repasó, porque, a diferencia de los demás, es un encargo de una empresa privada que criará caballos cerca del centro de Asturias.

Por último, su intervención en El Vasco aún está en marcha. El consorcio de empresas asturianas formado para sacar adelante ese gran proyecto urbanístico para Oviedo tras la quiebra de la anterior promotora y el abandono de las obras en 2013 está a la espera de los informes y las autorizaciones municipales para poner en práctica la visión de Durán para la parcela. Como ya había una parte construida, no pudo comenzar desde cero, pero lo que ha intentado es acabar con la imagen de fortaleza que presentaba para levantar otro complejo más abierto al uso humano, permeable, capaz de comunicar las calles Martínez Vigil y Víctor Chávarri y con un enfoque de género para eliminar esquinas y pasadizos y dar al conjunto mucha más seguridad para cualquier mujer que deba atravesarlo a solas después de oscurecer.

VÍDEO DE LA JORNADA

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