Un plan necesario pero al que las prisas no aboquen a contener incorrecciones, que resuelva los problemas básicos de planeamiento, que sea fruto del consenso y que deje abierta la puerta a otras figuras de ordenación que atajen problemas concretos. Este sería el resumen de lo expuesto ayer en la presentación de la alegación al documento de aprobación inicial del PGO de Gijón y de las conclusiones de las reuniones con asociaciones de vecinos y partidos políticos, en un encuentro organizado por el COAA en nuestra sede gijonesa.
En el acto, abierto a la ciudadanía y que forma parte del interés que tenemos desde el COAA en generar debate y consenso sobre el PGO, los integrantes del grupo de urbanismo ‘Hablemos de Gijón’ analizaron las alegaciones que presentamos en su día y desgranaron propuestas concretas para la ordenación de la ciudad. La decana del COAA, Sonia Puente Landázuri, que compartió mesa con Marcos de Balbín, Diego Cabezudo y María Méndez instó a “no dilatarse los plazos” y recordó que Gijón “no puede estar sin un plan”. Por eso, indicó, desde el Colegio de Arquitectos y de forma específica desde el grupo de urbanismo de Gijón, “seguimos trabajado, debatiendo y evolucionando en ese documento de alegaciones que presentamos en su día”.
Una de las cuestiones que quedó clara es la complejidad de aprobar un plan que ataje todos los problemas de la ciudad. En este sentido, Marcos de Balbín explicó que “no se trata de tener un documento que lo resuelva todo, sino que sea vivo, que luego pueda crecer de forma paralela con otras intervenciones. Un plan como el de Gijón quizá no pueda estar en el detalle de todo lo que puede hacer falta en cada barrio, por eso planteamos que se haga algún tipo de plan de barrios, que hay que prever en el plan, pero que se puede desarrollar de forma independiente, después o en paralelo”.
Cuestiones como el plan de vías, la transformación de Mora Garay o el metro tren son básicas para el desarrollo de la ciudad, explicó, y a esto luego hay que sumar problemas concretos, como la situación de El Arbeyal y La Calzada o El Rinconín. Además, hay que abordar actuaciones sobre los suelos urbanizables, las zonas de baja densidad o la zona rural.
Por su parte, Diego Cabezudo explicó que “nos preocupan cosas como no exista un plan estratégico antes de empezar la elaboración del plan, que no hayamos decidido qué ciudad queremos. También echamos en falta el plan de movilidad o el catálogo urbanístico, que ha dado muestras de insuficiencia”. Cabezudo, como Marcos de Balbín, explicó que el quizá el plan no deba concebirse como “un documento tan amplio”. “Proponemos documentos diferentes, que garanticen que se vayan aprobando, muestras que el PGO debería insistir en los grandes aspectos”.
María Méndez hizo hincapié en la eficiencia energética y en cómo debe recogerla el plan. “Gijón ha sido uno de los ayuntamientos pioneros en cuestiones referentes a la eficiencia energética, y el PGO debe seguir en esa senda, incorporando artículos que incluyan en alguna medida los requisitos que ya está marcando Europa para 2020, y que hablan de edificios nuevos de consumo casi nulo”.
Sobre la situación actual del plan, y la necesidad o no de una segunda aprobación inicial, Marcos de Balbín explicó que “no decimos que sea necesario hacerla, pero sí creemos que, teniendo en cuenta que debe abrirse un segundo periodo de exposición pública, hacer una aprobación inicial no cambia tanto los tiempos y sería la garantía de legalidad, solventaría cualquier incertidumbre jurídica relativa a la tramitación previa del documento”.
En el acto estuvieron presentes distintos representantes vecinales que mostraron sus opiniones y el malestar por el retraso que lleva la ciudad con respecto a su Plan General de Ordenación. Por nuestra parte, insistimos en la disposición del COAA en debatir, mejorar y analizar todas las cuestiones pendientes, para lograr llegar a un plan de consenso que se traduzca en mejoras para la ciudad y sus vecinos.
