El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias lamenta el fallecimiento del arquitecto Joaquín Aranda, y traslada su más sentido pésame a sus allegados.
Joaquín Aranda (Gijón, 1946) fue decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias en dos ocasiones, el primer periodo entre los años 1985 y 1987 y el segundo entre 1993 y 1996. Además, fue Consejero y Contador del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE).
Arquitecto por la ETSA Madrid en 1970, su obra fue reconocida con diversos galardones, entre los que destaca el Premio Asturias de Arquitectura que recibió en 1991, por su obra Poblado Gitano en Siero, proyectado junto a José Manuel Espina Fernández, Francisco Javier Hernández Cabezudo y Carlos Viñuela del Olmo. Además, una de sus publicaciones, el diccionario «Autores de arquitectura en Asturias», en el que plasma biografía y las principales obras de 1.500 arquitectos de la región, fue reconocido con un accésit de esos mismo galardones en el año 2012.
Tras terminar la carrera, Joaquín Aranda se incorporó a la Oficina Regional de Proyectos del Ministerio de Obras Públicas en Oviedo, hasta que 1973 fundó su estudio en Gijón. De sus planos, salieron obras como la reforma de Bomberos para sede de la Policía Municipal de Gijón; el Ayuntamiento de Santullano, en Las Regueras; el Centro de Promoción Empresarial de La Arquera, en Llanes; o la Casa de Cultura de Infiesto en Piloña, entre otras muchas. Además, fue codirector junto a Pérez Lastra y Alcázar de la revista Cota Cero en su segunda etapa, comisario de la exposición « Asturias, 50 años de arquitecturas», guionista de la película de TVE «Espacios de arquitectura: La ciudad inacabada» y autor de numerosas publicaciones como “Aquellas plazas, aquellos parques” o “Los arquitectos de Gijón alrededor del racionalismo”.
Con un extenso curriculum, la figura de Joaquín Aranda iba mucho más allá: seguidor hasta la médula del Sporting de Gijón, amenizaba los veranos sin fútbol de la villa con las celebres gymkanas, recorridos por la ciudad en busca de pistas en las que participaban niños y mayores. Igual de celebres eran las tertulias que organizaba en un piso de Gijón, por las que pasaron lo más granado de la arquitectura de la época. En ellas, más de una veintena de arquitectos se reunían para analizar los retos y el futuro de la profesión.
