Responsabilidad medioambiental y proyecto colaborativo. Quizá estas sean dos de los conceptos que mejor definen la obra (y nos atreveríamos a decir que la vida) de la arquitecta Eve Blanco. Arquitecta por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, ya en 2001 realizó su primer proyecto de viviendas bioclimáticas. Han pasado 18 años, pero las dianas de sus inquietudes no han cambiado. Ahora está en pleno desarrollo de KalmaK, Vivienda Esencial Bioclimática, con el apoyo de Laboral Centro de Arte y Creación Industrial y de Gijón Impulsa.
Bioconstrucción, Vivienda bioclimática … suena futurista, pero cuentas que todo surge del estudio de la arquitectura popular. ¿Cómo fue?
A veces parece que se nos olvida, pero la historia de la construcción es la historia de la adaptación de la casa a su entorno. El conocimiento de las temperaturas, los vientos, la pluviometría, los recorridos y alturas solares junto con los materiales disponibles en la zona son indispensables para entender la arquitectura tradicional y explican perfectamente el por qué de los distintos tipos de casas que se dan en cada entorno.
El estudio de la casa mariñana, en concreto, supuso para mí un cambio en la manera de acometer el hecho arquitectónico. Esta vivienda con su sencillez y rotundidad, es un ejemplo de eficiencia energética y el primer espacio moderno multifuncional. Lo que hoy denominamos arquitectura bioclimática pasiva no es más que la optimización de los recursos exteriores para incrementar la eficiencia energética de la vivienda y eso ya lo hacían nuestros ancestros.
Innovación, empleo de materiales alternativos… ¿Es la arquitectura una constante investigación?
El día a día de nuestra actividad profesional es una mezcla de técnica y creatividad con una mirada ávida de innovación constante. Por mi parte, al trabajar en construcción sostenible estoy en un entorno de fuerte innovación que enfoco al abaratamiento de las casas pasivas para generar una ventaja social trasladable a las personas. Es un ámbito en el que casi todos los ingredientes del proceso se salen de lo estándar y por tanto la innovación tiene un peso muy elevado.
En este sentido, las bases de datos de materiales deberían evolucionar constantemente incorporando materiales y técnicas de construcción innovadores. Mi experiencia de trabajar con materiales que no están en las bases de datos no ha sido fácil y me he dado cuenta de que es un freno a la innovación en la profesión. Por ello el Colegio debería velar porque así fuera.
¿La vivienda de consumo nulo será posible en un futuro?
En 2020 todas las viviendas que se construyan deberán tener un consumo casi nulo. Así lo establece la directiva europea de eficiencia energética en edificios. Y además, la energía que consuman estas viviendas deberá ser generada a partir de fuentes renovables. Así que más vale que nos pongamos las pilas y que cambiemos nuestro modelo industrial porque cumplir estos requerimientos es posible ya.
¿Podrías definir el modelo de acceso a la vivienda en el cohousing y su situación en nuestro país?
Las cooperativas de cesión de uso representan un modelo de acceso a la vivienda que se basa en el derecho de uso, la propiedad colectiva y la autopromoción. Son las comunidades intencionales las que impulsan la promoción y las que determinan cuáles son los espacios comunes y cómo han de ser las viviendas. Es sin duda una herramienta de transformación social frente al fracaso del Derecho a la vivienda dentro del libre mercado. Son estructuras resilientes a las dinámicas especulativas del mercado que sitúan a las personas en el centro de su actividad.
En España estas cooperativas están floreciendo en estos últimos años pero en Reino Unido, Francia o Alemania son una realidad asentada. En Dinamarca la primera se creó en 1866 y actualmente más del 30% de la vivienda en Copenhague son cooperativas de cesión de uso. A nivel normativo, en Asturias, hay una instrucción que reconoce este modelo como dotacional y se menciona en las normas de habitabilidad y en el Plan autonómico de vivienda 2018-2021. Y se hace ya necesario el impulso positivo de la CUOTA.
La salud es uno de los denominadores comunes en tus proyectos. ¿No vivimos habitualmente en casas “sanas”?
No, no vivimos en casas saludables. Un porcentaje muy elevado de los materiales con los que construimos nuestras casas emiten al medio ambiente sustancias tóxicas a lo largo de su ciclo de vida: Desde aislamientos, cementos y pinturas, a barnices y protectores de la madera, entre otros. La EPA (Agencia de Protección Ambiental estadounidense) advierte que el aire que respiramos en los espacios cerrados, donde pasamos más del 80% de nuestra vida, está de media entre dos y cinco veces más contaminado que el aire exterior. Este organismo estima que el 72% de la exposición de las personas a químicos se produce en el interior de edificios. Y según la Agencia Europea de Medio Ambiente, las infecciones agudas del tracto respiratorio inferior atribuibles a la contaminación del aire interior explican el 4.6% de todas las muertes.
Es apabullante la evidencia científica sobre la relación entre calidad del aire interior y enfermedad. La OMS tiene un amplio catálogo de contaminantes en el interior de la vivienda, compuestos orgánicos volátiles como el formaldehido (catalogado como cancerígeno por la UE), el benceno, el estireno que son empleados habitualmente en los materiales de construcción. Hemos conseguido mejorar las características técnicas de los materiales de construcción, pero el precio ha sido alto, pues ha sido a costa de nuestra salud y la del medio ambiente. No sé a qué estamos esperando para actuar.
El Colegio acaba de poner en marcha el grupo de trabajo Sostenibilidad y Eficiencia Energética. ¿Pasa el futuro de la arquitectura por la sostenibilidad?
Sin duda alguna. Pero nuestra mirada a la sostenibilidad se suele limitar a la eficiencia energética de las viviendas y la realidad es que el sector de la construcción es totalmente insostenible: en la Unión Europea, la construcción de edificios consume el 40% de los recursos, genera el 40% de los residuos y consume el 40% de la energía. Es necesario un cambio de mentalidad que debe producirse en todos los sectores ligados al proceso constructivo. La consideración de los aspectos medioambientales debe formar parte de todas las decisiones que adopten los promotores, los profesionales (arquitectos, aparejadores…), los fabricantes de materiales o equipos, los constructores, los propietarios o usuarios de la vivienda o edificación.
Tenemos que avanzar hacia un modelo de construcción que no despilfarre energía y recursos naturales, que no desborde nuestros vertederos con una avalancha de residuos, controlando todo el ciclo de vida de los materiales, y que además genere espacios saludables para el habitante.
Has participado en diferentes acciones del COAA. ¿Cuál crees que es el papel de los colegios profesionales en sectores como la arquitectura?
Sí, he participado en diversos grupos de trabajo y me parece muy interesante nuestra presencia en los procesos participativos como otro agente de la sociedad civil, aportando el conocimiento profesional en las problemáticas que son de nuestro campo. Considero que el colegio tiene que cumplir una función principal de dar formación especializada y al mismo tiempo dar una oferta cultural rica y variada a base de talleres, exposiciones, conferencias.
Pero sobre todo ofrecer un marco de cooperación y colaboración entre colegiados, pues entiendo que el futuro de nuestra profesión pasa por la especialización y la colaboración entre profesionales. Los grandes estudios profesionales tal y como los entendíamos antes ya no tienen mucho sentido y son difíciles de mantener. El Colegio debe fomentar sinergias y la colaboración entre profesionales independientes que interactúan y se conectan para proyectos determinados.
En este sentido, hay que potenciar el Instituto de Arquitectura y facilitar espacios de coworking que abran entornos para el trabajo colaborativo.
Es indispensable que el Colegio, por un lado persiga y denuncie las prácticas poco claras que se están dando en la profesión y por otro presione para que se introduzcan cambios normativos que faciliten la arquitectura bioclimática como las cubiertas vegetales, las grandes cristaleras y otras técnicas constructivas para la casa pasiva ecológica.