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Entrevista del mes a Paula González

Entrevista del mes a Paula González

Paula González vivió la arquitectura desde la cuna: su madre es una de esas mujeres que se hicieron grandes en una profesión que en aquel entonces alguien osaba a llamar “de hombres”; Marcolina Martínez del Río. Paula decidió seguir los pasos de su madre y estudió la carrera en la Escuela de Madrid. Tras eso, comienza un periplo por el mundo que la ha llevado a conocer cómo se desarrolla su profesión en diferentes lugares: Rotterdam, Hong Kong o Londres, donde se encuentra en la actualidad. Es nuestra “Entrevista del mes”.

¿Tuviste claro desde pequeña que querías ser arquitecta?
Si, desde muy pequeña el ambiente en casa y en el entorno familiar estaba siempre relacionado con grandes obras de construcción, arquitectos internacionales o con el diseño en general. Siempre recuerdo nuestra casa con las mesas llenas de dibujos a mano, con muebles de diseño y cuadros de Le Corbusier, de Toulouse Lautrec o de Sáenz de Oiza. Además, mi madre es una de las primeras arquitectas de Asturias, por lo que definitivamente la arquitectura era una profesión en la que nos sentíamos como en casa.

Estudiaste en la ETSAM, pero observando tu currículum se ve que ahí no termina tu época de formación ¿Consideras que para un arquitecto es fundamental seguir siempre aprendiendo?
Absolutamente, la carrera de arquitectura es una base muy importante, sin embargo el mundo cambia rápidamente y con la aparición de las nuevas tecnologías, nuevas formas de trabajar y, por supuesto, el hecho de que cada vez más trabajamos en otros países hace que necesitemos estar aprendiendo constantemente como si viviéramos en un ecosistema en el que necesitamos adaptarnos. Un buen ejemplo de este aprendizaje constante en Londres son los trainings o CPD, que muchas empresas organizan cada semana, y hay muchísimos seminarios y foros interesantes.. ¡no hay excusa para no seguir aprendiendo!

Terminaste la carrera en 2008, probablemente uno de los peores años para lanzarse al mundo laboral en un campo como el de la arquitectura ¿cómo lo viviste?
Creo que el comienzo del mundo laboral es una etapa muy importante para cualquier joven arquitecto. En 2008 las pocas oportunidades que nos ofrecían eran en estudios internacionales y con un golpe de suerte mi cv llego a manos de un arquitecto que entonces trabajaba con el estudio West 8 de arquitectura, en Rotterdam. Me contrataron para trabajar en un proyecto en Francia, en una entrevista por video conferencia. Creo que no desanimarse, la persistencia y sobretodo hablar idiomas son factores determinantes para lanzarse al mundo laboral.

Así que  Rotterdam fue tu primer destino laboral. ¿Notaste mucha diferencia con respecto a lo que se estaba haciendo en España en aquel momento?
Rotterdam es una ciudad atípica ya que después de la Segunda Guerra Mundial se destruyó gran parte del tejido urbano y de alguna forma la ciudad se reinventó como un teatro de experimentación constructiva, quizás en parte por la gran influencia extranjera -es uno puertos más grandes de Europa-. Empecé a trabajar con West 8 y con Rem Koolhaas, grandes referentes en el mundo de la arquitectura.

Recuerdo que empecé en OMA como junior arquitect, trabajando muchísimas horas y participé en proyectos como Prada, Damasco, Bordeaux, Venecia, Hong Kong... Creo entonces la forma de pensar y de construir resultaba revolucionaria respecto a lo que había visto en España, ¡el laboratorio de materiales de la oficina era como una película de Star Wars! Aprendí mucho de los holandeses y les estaré siempre agradecida por la oportunidad que me dieron.

Ya en Rotterdam empezaste a poner tu mirada en Asia, ¿qué te atraía?
Tanto mi hermana como yo crecimos viajando y estudiando por todo el mundo, desde el Tibet a la India, pasando por Estados Unidos, y por supuesto estamos muy agradecidas a nuestros padres por esta gran inversión en nuestra educación. El mundo asiático nos fascina desde que éramos muy pequeñas cuando nuestros padres volvían de Japón o de Jakarta contándonos las aventuras de Sandokan en Malasia. Para mí, la región Del Río de la Plata resultaba un lugar clave en el desarrollo económico mundial, la escala de los proyectos y el desarrollo urbano  -del que Rem Koolhaas hablaba constantemente- por supuesto la civilización tan fascinante y diferente a la nuestra. Creo que tome la decisión de ir después de leer el libro Noble House, de James Clavell, un poco al la aventura y con un contrato que me otorgaba una responsabilidad inaudita para mí en aquel momento: desarrollar el proyecto de la sede del Banco CMB en Hong Kong.

Enviaste tu currículum a Atkins en Hong Kong, y cuentas que fue determinante tu origen español para tu contratación ¿Cuál es la imagen que existe fuera de la arquitectura en nuestro país?
Los españoles estamos muy reconocidos a nivel internacional por muchas razones. En primer lugar tenemos una formación técnica en estructuras, instalaciones y gestión de proyectos que muchos otras universidades no tienen; estas competencias pertenecen a los ingenieros a los Quantity Surveyors o a los Developer managers. Creo que la Universidad Politécnica y la ETSAM tienen profesores y alumnos extraordinarios y para mí es un gran orgullo ser arquitecta española en ese sentido. Además, creo que hay una forma particular de trabajar en España, con valores la honestidad, el esfuerzo, la nobleza, la persistencia, el concepto de trabajo en equipo, y, por supuesto, con la alegría y el sentido del humor características de nuestro país.

De Hong Kong, vuelves a Europa, a Londres. ¿Es diferente la Europa que te encuentras a volver?
En realidad, la diferencia es relativa porque las grandes capitales europeas trabajan en todo el mundo, una de las consecuencias de la globalización. Creo que volví con una perspectiva distinta gracias a la escala de los proyectos que desarrollaban allí, y sobre todo gracias a quien fue mi mentor profesional: Paul Katz, presidente de KPF. Gracias a él entendí que Europa es una pieza más en el ajedrez mundial, y que es posible establecer alianzas fructiferas más allá de la frontera europea. Los grandes rascacielos de Nueva York son prueba y ejemplo de grandes alianzas intercontinentales.

Eres presidenta de la CPA Next Gen, que representa a los jóvenes de Londres que trabajan en la City. ¿Consideras fundamental para profesiones como la tuya la colegiación y el asociacionismo?
Creo que las asociaciones son importantes para proteger los intereses de un colectivo como el nuestro. En la City Property Association gestionamos una plataforma de muchísimos jóvenes emprendedores en el mundo de la promoción inmobiliaria y de la construcción incluyendo profesionales de todos los ámbitos -desde planeamiento a prop tech-. Organizamos conferencias y seminarios con panelistas jóvenes con muchísimo talento, por ejemplo el próximo será celebrado en el Francis Crick Institute, el centro de investigación biotecnológica de Londres.

De todos tus trabajos y proyectos, ¿cuál recuerdas con más cariño?
Quizás la construcción del museo de arte moderno M+ en Hong Kong, con el estudio suizo Herzog y de Meuron… ¡El proceso es digno de una novela que quizás un día me anime a escribir!

¿Te gustaría volver a Asturias?
Me encantaría volver a la tierrina, por supuesto. Vuelvo siempre que puedo y estas Navidades también estaré allí, dando un paseo por el Fontán.

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