Nacida en los años 80, Teresa Pérez Rodríguez forma parte de esa hornada de arquitectos y arquitectas que salieron de las escuelas de Arquitectura con un panorama bien distinto a las generaciones que la precedieron. Su incorporación a la vida laboral en España llega tras la explosión de la burbuja inmobiliaria y en plena crisis económica. Aún así a través de las distintas redes de colaboración entre profesionales, Teresa Pérez va haciéndose un hueco en una profesión que le encanta.
De un tiempo a esta parte, eres uno de los rostros habituales en las distintas actividades del colegio. ¿Qué crees que aporta la colegiación a las generaciones más jóvenes?
Yo ya estaba colegiada desde 2012 en el Colegio de Madrid, pero regresé a Asturias por motivos personales. Participé en un concurso, para el diseño expositivo de una muestra de los libros de Efrén García y a partir de ahí fue integrándome en otras actividades. Me interesó formar parte del colegio y en seguida no me quedó más remedio, por suerte.
Tu propuesta a ese concurso, Despliegues, resultó la ganadora. ¿Cómo recuerdas tu participación?
En ese momento estaba en un proceso de recuperación de una operación y de parón profesional. La participación en ese concurso fue una manera de integrarme y motivarme. Para mi resulta importante tener objetivos en los que poder desarrollar la creatividad bien sea en Arquitectura u otros ámbitos. En este caso, era un planteamiento bonito: dar soporte a una exposición de libros. Mi propuesta fue una solución desmontable, reutilizable y adaptada al formato del material dado sin desperdicios.
Además de tu participación en ese concurso, ¿cómo valoras pertenecer a un colectivo como el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias?
Sobre todo al principio, cuando estás empezando, formar parte del colegio es una ayuda. Te da un respaldo. Hay otras cuestiones, como por ejemplo, la formación, en la que no veo tan importante pertenecer al colegio, es complicado atender las necesidades tan dispares que se requieren para estar al día.
Has participado en varias actividades del colegio. ¿Cuál recuerdas de una forma especial?
De un modo emotivo, el homenaje a Mariano Marín. Me resultó muy interesante la presentación de su obra, el apoyo por parte de los compañeros… No había tenido una experiencia anterior similar, con un arquitecto de tan avanzada edad. Se veía que estaba a gusto y orgulloso de ese homenaje y fue muy emocionante. Siempre que puedo asisto a las charlas de arquitectos invitados, son aire fresco. También me resultaron interesantes las jornadas nuevos arquitectos, muy bien programadas, combinando charlas de aspectos administrativos y de gestión con de experiencias personales de compañeros. Y por último, pude ir a una visita de José María Sánchez con estudiantes a las centrales térmicas de Vaquero Palacios y me gustó mucho reencontrarme con él, que había sido mi profesor y ver la cara de los estudiantes italianos un poco desconcertados por el lugar y sorprendidos por la impresionante Arquitectura.
¿Crees que es importante participar en el día a día del colegio?
Creo que al menos hay que ir a las asambleas, para así estar al tanto de lo que ocurre. Puede que haya temas que no te interesen nada, pero otro sí lo harán, y las asambleas son un foro en el que poder debatir y saber qué se hace y qué no. Deberíamos hacer el esfuerzo, son dos al año. Ya que yo tengo que aportar una cuota y formo parte de un colectivo, creo que tengo el deber de enterarme de lo que se está haciendo.
¿Cuál es tu situación laboral actual?
Estoy en activo, soy autónoma y colaboro con otros estudios de arquitectura. Por mi cuenta tengo varios proyectos en marcha y en seguida se inician las obras de uno de ellos. He podido colaborar con el estudio de Verónica Durán, que están desarrollando proyectos interesantes. Lo comento porque son todo mujeres, funcionan muy bien y es un gusto.
¿Crees que el futuro pasa por esa red de arquitectos autónomos que colaboran entre sí?
Sí, creo que es el camino. El modelo de estudio de arquitectura con arquitecto cabeza está obsoleto. En nuestra profesión, al tener que estar en un continuo avance y poder abarcar distintas disciplinas que van adquiriendo importancia, es necesario hacer equipo. Llegar a un modelo más flexible puede permitir ampliar el ámbito de acción, me refiero no sólo al ámbito territorial.
¿Te resulta satisfactorio este modo de trabajar?
Sí, formas parte de un equipo, cubres necesidades y las relaciones que se establecen con los compañeros son interesantes, al ser temporales o novedosas la comunicación es fundamental. Además, en una región pequeña y en la escala de proyectos que se realizan es posible seguir un proyecto hasta el fin, algo que no ocurre en una oficina grande. Si decidí quedarme en Asturias fue en parte por la certeza de tener un encargo para empezar y esta manera de trabajar me permite compaginar todo y, también avanzar. Aprendo de las personas que tienen más experiencia, me he encontrado con compañeros muy generosos a la hora de compartir sus conocimientos.
¿Qué le dirías a los arquitectos del futuro, que están ahora estudiando?
Que se especialicen. Es difícil saber cuando empiezas los estudios qué te vas a encontrar por el camino, pero en cualquier caso profundizar, y formarse para ser la pieza de un todo.
¿Hay alguna especialidad que te interese especialmente?
Sí, el tema de la huella de carbono de los edificios, su consumo y su desgaste, tanto a lo largo de la obra como durante su vida útil. Es un tema que me interesa especialmente.