El pasado miércoles, la decana del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, Sonia Puente Landázuri, participó en una rueda de prensa organizada por el Club Popular de Cultura de Llaranes en defensa de la marquesina de La Rocica. En el acto, en el que también participaron Rubén Domínguez Rodríguez, presidente del propio Club y director del Centro de Interpretación y Documentación de Llaranes; Omar Rodríguez Mayo, arquitecto y fundador de la plataforma ArquitecturadeAsturias y José Luis Álvarez ‘Cuinchi’, directivo de la Asociación La Foz del Pielgu, quedó patente la importancia para el patrimonio que tiene la marquesina, así como el resto de equipamientos del barrio de Llaranes.
Sonia Puente Landázuri explicó que “Llaranes y su marquesina son una seña de identidad de Avilés” y añadió que “su singularidad, como patrimonio industrial, forma parte de la esencia de la ciudad, es su potencial”. En este sentido, la decana del COAA manifestó que “esto lo decimos los arquitectos, como técnicos cualificados, profesionales designados por la sociedad para trabajar en la ciudad” e incidió en que “si hablamos de cuerpo humano hablamos de médicos, cuando hablamos de ciudad debemos de hablar de arquitectos”. “Sobra decir que estamos más que cualificados para determinar cuando un edificio, que forma parte de la ciudad, se convierte o no en patrimonio”, añadió.
La decana hizo referencia al proceso de participación que realizó el ayuntamiento de Avilés sobre la marquesina de la Rocica. En concreto, Puente Landázuri comentó que “un proceso de participación, como el aquí realizado, en el que el resultado es esto que estamos viviendo hoy, es decir una parte de la sociedad civil en contra de la actuación que se va a realizar, es un proceso de participación fallido, porque intervenir en la ciudad, que es conflicto puro por definición, no se debe trivializar con procesos de participación pueriles”. En este sentido, señaló que "deben ser procesos de transferencia de información y conocimiento para obtener amplios consensos y desactivar conflictos".
Para concluir, la decana explicó que “Llaranes y su entorno, necesitan un Plan de Rehabilitación que permita a los avilesinos seguir viviendo en él y ponerlo en valor, porque es la esencia de la ciudad, y tomar decisiones contra la esencia son errores irreversibles”, y concluyó: “Para eso se debe contar con la participación de la ciudadanía, bien informada, y con los arquitectos para llevarlo a cabo”.
Por su parte, Rubén Domínguez realizó un pormenorizado análisis del proceso de votación de la consulta ciudadana en la que se tomó la decisión de que el futuro de la marquesina pasase por la piqueta. Alegó que la baja participación (10,1% del censo) y la complejidad de las cuestiones presentadas deberían de ser analizadas por técnicos especialistas y no por el público en general y se refirió a la Asamblea previa al plebiscito como un acontecimiento totalmente parcial en el que no se dedicó “ni un solo segundo a analizar el valor patrimonial de la visera”.