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Alfredo Payá exhibe en el COAA su arquitectura de la experiencia

La sede en Gijón del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias acogió el pasado día 15 de febrero una conferencia del arquitecto Alfredo Payá, que trazó un recorrido por los cambios que la crisis económica del último decenio, que él ha pasado parcialmente como profesor universitario en Estados Unidos, ha imprimido tanto en su carrera como en el panorama de la actual arquitectura española. Más que un edificio, la ponencia que expuso, defiende el proceso constructivo de un edificio como la oportunidad de brindar nuevos espacios a las ciudades. El profesional alicantino dató el origen de su preocupación por ese aspecto en su uso de un viaje por Marruecos como fuente de inspiración en sus diseños para la Universidad de Alicante en 1994.

Alfredo Payá exhibe en el COAA su arquitectura de la experiencia

Payá entiende la arquitectura como construcción de ideas y la suma de las complejidades que cada creador obtiene de sus propias experiencias biográficas. Las obras de Vitruvio, estudioso de los templos griegos; Le Corbusier, viajero transatlántico; la observación del tiempo en el lago Neuchâtel, que inspiró el Blur Building de Diller y Scofidio; o las experiencias de Enric Miralles en Escocia antes de afrontar su tarea en la sede del Parlamento de Edimburgo, entre otros ejemplos, ilustraron con imágenes su argumento en la introducción previa al recorrido por su propio trabajo. Su recurso a la biografía empezó al aplicar los recuerdos de un viaje a Marrakech a su proyecto de museo para la Universidad de Alicante, uno de sus primeros trabajos importantes, que creció hasta servir para acoger reuniones y manifestaciones artísticas de todo tipo. «Yo no pensaba en hacer un espacio público, pero el edificio me lo dio», afirmó.

Una preocupación similar alienta tras otro de los encargos que ha aceptado en su carrera: la pequeña iglesia que levantó en Milán, en la que influyeron su admiración por ciertas ruinas arqueológicas y por El mundo al revés, el poema de José Agustín Goytisolo. El Conservatorio de Música de Ibiza y Formentera, según su confesión, nace de El saludo, un dibujo de Paul Klee que inspiró unos edificios cerrados al exterior y abiertos, como si se miraran, hacia el interior. En Elche, al acometer el auditorio, ensayó un espacio público que fuese también oblicuo y abierto, un lugar para uso compartido en una ciudad compacta, con una trama urbana densa. Esas ideas también explican su famoso bloque de viviendas de protección oficial en Alicante, cuya permeabilidad permite ganar una plaza bajo las casas y refrescar el ambiente en los calurosos veranos del Mediterráneo.

Payá (Alicante, 1961) alcanza en 2018 sus 30 años como arquitecto tras licenciarse en Madrid en 1988. Su carrera como teórico ha quedado plasmada en numerosos artículos para revistas nacionales e internacionales y sigue ejerciendo como profesor de nuevos licenciados en centros universitarios de todo el mundo. Para sus propias creaciones, trabaja desde la oficina Noname 29, abierta en su ciudad natal desde 2006, en la que colabora con otros arquitectos, aparejadores e ingenieros industriales para dar forma a sus proyectos y a sus preocupaciones por los espacios públicos. Su trabajo se ha visto en la Bienal de Venecia y le ha hecho finalista de los premios Mies van der Rohe de arquitectura europea.

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