El lema de la ONU en esta edición del Día Internacional de la Mujer tiene que ver con la promoción de la igualdad en ámbitos como la innovación y la tecnología. ¿Crees que las mujeres aún están un paso por detrás en estos ámbitos?
Cuando hablamos del uso cotidiano de la tecnología y a nivel global, sí. Allí donde existe una brecha digital o tecnológica afecta siempre más a las mujeres. Incluso en occidente.
En entornos académicos y profesionales, sin embargo, no existen diferencias de género en adopción de tecnologías u orientación a la innovación.
¿Cuál es el peso de la innovación y la tecnología en el desarrollo del día a día de tu profesión?
En general en nuestra profesión, desarrollamos una actividad que combina técnica y creatividad. Es un espacio particularmente abierto a la innovación constante. Trabajo en construcción sostenible y estoy especialmente preocupada por el abaratamiento de este tipo de construcciones y por el incremento de una ventaja social. Es un ámbito en el que casi todos los ingredientes del proceso se salen de lo estándar y por tanto la innovación tiene un peso muy elevado.
Expertos señalan que contar con más mujeres en la toma de decisiones en la ciencia y la innovación aportará mayor diversidad y nuevos puntos de vista. ¿Crees que esto también ocurre con la arquitectura?
Por supuesto, sin lugar a dudas. Las mujeres han de participar en los procesos de toma de decisiones especialmente en el campo del urbanismo. La ciudad es el espacio en el que se desarrolla la vida de hasta el 80% de las personas en los países occidentales. Y esta ciudad, que padecemos más que vivimos, ha sido diseñada a la medida de las necesidades de una parte muy concreta de la población y sus roles sociales y de género; hombres, de mediana edad, profesionales que se desplazan en vehículos motorizados.
Esta ciudad así configurada no da cuenta de las necesidades de las mujeres ni de los colectivos más vulnerables. Nunca vamos a tener una ciudad sana sin tener en cuenta parámetros como la equidad social en el planeamiento y esto equivale a trabajar por una feminización de la ciudad: hagamos ciudades que cuidan al cien por cien de su población, incluyendo a esos colectivos infra atendidos como personas migrantes, personas con bajos recursos, etc.
¿Cómo mejora la aplicación de la innovación el día a día de aquellos que reciben el fruto de nuestro trabajo?
Demasiado a menudo tendemos a considerar la innovación como sinónimo de progreso y no es así. En el campo del urbanismo, vivimos un momento peligroso en el que se está produciendo un despliegue de tecnología sobre la ciudad que no mejora la vida de las personas. Sensorización, big data, … al servicio de un modelo de gobernanza que no ayuda a construir una sociedad bien articulada sino que más bien genera un sistema cerrado que no solo no favorece la movilidad social dentro del sistema sino que empuja a capas de la población literalmente fuera del sistema. En la ciudad de las personas, la tecnología debe estar al servicio de las personas y no al revés.
Un estudio refleja que mientras casi la mitad del profesorado ayudante de nuestras universidades son mujeres, el porcentaje se reduce a un 20% cuando hablamos de titulares de cátedra. En las escuelas de arquitectura únicamente hay tres catedráticas. ¿Es necesario avanzar en el campo académico?
Los porcentajes indicativos de la desigualdad se encuentran en todos los ámbitos desgraciadamente. La Universidad es solo uno. En el acceso a la universidad somos mayoría y obtenemos mejores notas. Nuestro rendimiento supera en diez puntos porcentuales al de los hombres. Sin embargo, un porcentaje muy pequeño ocupa puestos de responsabilidad.
Las mujeres en general dedican de media 4h 29m al hogar y la familia, mientras que los hombres 2h 32m. No hablemos del periodo de crianza en el que prácticamente la totalidad de las mujeres salen del mercado laboral. El 82,2% del desempleo por hacerse cargo de los hijos son mujeres. Es necesario que avancemos en este campo. Para que se produzca un cambio real han de refundarse los cimientos del sistema socio-económico en el que vivimos. La igualdad debe ser una asignatura transversal en todo el ciclo educativo y por supuesto se han de incentivar políticas de conciliación familiar en todos los ámbitos y equidad en el reparto de las tareas de cuidados.
En los estudios de arquitectura, hay pocas mujeres titulares de estudio y si miramos hacia aquellos que cuentan con un reconocimiento del gran público, aún menos. Un ejemplo: En la encuesta Arquia de arquitectos 2017, se mencionaba doce estudios de “renombre” y solo aparecía cuatro con mujeres en primera línea y estas siempre acompañadas de varones. ¿Crees que es esta la brecha que existe en la arquitectura?
Para ser honestas, en nuestra profesión -y por extensión en el sector laboral de la construcción- tendría que hablarse más que de brecha, de Falla de San Andrés. El entorno de la construcción es especialmente hostil para las mujeres. ¿Conocemos las cifras de mujeres en empresas constructoras de renombre, promotoras y en obra civil? Recientemente he conocido dos casos de mujeres ingenieras de obra pública que han abandonado su profesión con problemas de depresión, por no soportar más el trato vejatorio que recibían en obra, por parte de personas a su cargo, ante la mirada inane de los superiores responsables. Conozco otro caso de una mujer a la que el gerente de su colegio profesional la llamó personalmente en el momento de su primer visado para hacerle un comentario técnico injustificado y sugerirle amablemente, que siendo mujer lo mejor era que comenzase ejerciendo la profesión en un estudio a cargo hombres. Sin hablar de situaciones en obra absolutamente irrisorias, como es un caso muy simpático que se me presento un primer día de obra. El constructor no me miraba, le preguntaba al aparejador y el aparejador me transmitía la pregunta a mí, yo respondía al constructor que continuaba sin mirarme, una escena de Tarantino. Pues si la falla en este sector es verdaderamente grande.
Una de las cuestiones en las que se incide desde la ONU o en la última campaña del Parlamento Europeo tiene que ver con la visibilización de la figura femenina. ¿Crees que las arquitectas cuentan con menos visibilidad que sus compañeros varones?
Aumentar la visibilización siempre está bien, es una medida de protección y apoyo en una sociedad desigual, pero en muchos casos no pasa de ser una medida de maquillaje. La desigualdad es un mal endémico en nuestra sociedad y de resolución mucho más compleja. Es un defecto de fábrica, que afecta a toda la población. La desigualdad solo se va a erradicar con una transformación social total y a juzgar por los posicionamientos que se observan con la nueva oleada feminista, queda mucho trabajo aún.
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