Ya he perdido la cuenta de las veces que he hecho de lazarillo innecesario para guiar al espectador por algunas de las obras de Encarnación Domingo, desde la ya lejana en el tiempo ¡veinte años¡ a la más próxima, hace apenas dos, he venido insistiendo en tres premisas fundamentales en su trayectoria: las ganas de aprender y su voluntad de transmitir lo aprendido; su versatilidad en el empleo de las técnicas -pintura, cerámica escultórica, grabado, fotografía- y, de manera especial, el empleo de un soporte que la hace ser una rara avis en el campo de la experimentación plástica al emplear como soporte planchas de aluminio y, en consecuencia, la necesidad de aplicar procedimientos nada convencionales que podrían asemejarse más a los utilizados en el grabado que en los de la pintura. Hace ya mucho tiempo que la artista ha abandonado los pinceles como herramienta imprescindible y los ha sustituido por punzones, buriles y lijas para, con ellos y la ayuda de la luz reflejada, llegar a componer líneas y planos, sugerir volúmenes e incorporar perspectivas.
No debernos dejar de señalar que la artista no permanece anclada en logros ya alcanzados pues en cada nueva etapa creativa va a introducir elementos que formulan ideas estéticas diferentes a las de momentos anteriores. En esta su serie más reciente, titulada Construyendo el territorio, se acerca a conceptos cercanos a los propuestos por los constructivistas rusos o, mejor aún, a los neoplasticistas -las líneas rectas, las formas geométricas esenciales, los colores puros- y lo hace mediante la introducción de volúmenes conseguidos con piezas rectangulares dispuestas en lo que podría considerarse soporte principal y sobre los que asienta la obra -siempre representativa, sean mares, olas, dunas o llanuras- realizada sobre placa de aluminio. Esos dos planos, uno llamérnosle abstracto y otro figurativo que emerge entre esas piezas esenciales pintadas de blanco o de negro, casi siempre en contrastes positivo/negativo, unas veces de madera y otras de vidrio, conforman dos planos bien diferenciados tanto formal corno conceptualmente.
Al primero de esos planos podríamos otorgarle la propiedad del verbo latín construere, en cualquiera de sus acepciones: amontonar, montar, organizar. Incluso recoger y, por supuesto, construir pues esos conceptos son bien perceptibles en estas obras recientes. Por otra parte el territorio, no cabe duda, es para Encarnación Domingo aquello que geográficamente tiene más cerca y que refleja en sus obras, pero también un concepto teórico -así lo ha venido demostrando en muchas de sus propuestas- en las que refleja a la humanidad y sus conflictos, diferencias y desproporciones entre personas. Algo que, desde siempre, ha venido representando como lo blanco y lo negro o, en otras palabras, ha venido construyendo un territorio plástico que me atrevería a calificar como personal e intransferible.
Texto de Ramón Rodríguez
Exposición del 5 de mayo al 8 de junio de 2023 en la sede de Gijón del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias. C / Recoletas, 4
Inauguración el 5 de mayo a las 19:00