La Fundación Arquia abre su IX edición de la convocatoria Arquia/Próxima para la catalogación y selección de obras arquitectónicas realizadas en los primeros 10 años de profesión por sus autores. En esta ocasión la Fundación Arquia ha invitado a la arquitecta Marina Otero como comisaria de esta edición, quien ha propuesto el lema: [DESEO].
El jurado, junto a la comisaria, está encargado de escoger las 120 realizaciones que formarán parte del catálogo on-line Arquia/Próxima 2024, y las 24 que formarán parte de la exposición pública en el Festival Arquia/Próxima 2024.
El jurado está formado por:
Daniel Rincón de la Vega, consejero de Arquia, designado por el Patronato de la Fundación Arquia
Elii Arquitectura, representante de la Zona Centro
Manuel Clavel, representante de la Zona Sur
Clara Olóriz, representante de la Zona Norte
TED’A Arquitectes, representante Zona Levante
Ricardo Carvalho, representante de Portugal
Ignacio de Teresa, representante de próxima/premiados
Este programa, que lleva activo desde 2008, está concebido para ofrecer apoyo a la arquitectura española y portuguesa en sus diez primeros años de ejercicio profesional y se basa en la difusión, promoción y puesta en valor de sus realizaciones y principios como profesionales.
Las inscripciones estarán abiertas desde el 08 de mayo hasta el 04 de diciembre de 2023.
Contacto: proxima_arroba_arquia.es | 91 756 10 50
TEXTO COMISARIAL DE MARINA OTERO:
El Festival arquia/próxima propone movilizar el deseo. El deseo como motor del cambio. Las transformaciones ecosocial, económica y política, y la posibilidad de futuro, están vinculadas al deseo. Este deseo no es un simple anhelo de consumismo individualista, sino una energía creativa, colectiva y social, arraigada en la conciencia de que el cambio hacia otras formas de vida es necesario y posible.
En la lucha por la acción y justicia climática a menudo nos vemos tentados a utilizar la culpa y la coerción como incentivos frente a la apatía o el negacionismo. Pero estas tácticas dependen de formas de violencia y, en muchos casos, las perpetúan. Como nos recuerda la filósofa Luce Irigaray, el deseo es una fuerza transformadora que puede ayudarnos a superar las estructuras sociales y culturales opresivas que limitan nuestra capacidad de vivir vidas plenas y auténticas. Según Irigaray, el deseo no es simplemente un impulso sexual o materialista, sino una motivación profunda y compleja que está arraigada en las relaciones con nosotros mismos, con los demás y con el mundo que nos rodea. El deseo, para Irigaray, es la búsqueda de una conexión auténtica y mutua con el otro, una conexión que nos permita ser nosotros mismos y al mismo tiempo estar abiertos al otro.
La arquitectura tiene un papel crucial en la canalización del deseo a través de relaciones espaciales, materiales y afectivas. Frecuentemente, la arquitectura se ve atrapada en las economías del deseo impulsadas por el mercado. Promociona los estilos de vida insostenibles y consumistas del norte global, responsables de la destrucción de la vida en el planeta. Sin embargo, la arquitectura también puede ofrecer una perspectiva relevante sobre cómo liberar el deseo de las ambiciones del mercado y construir complejos relacionales en sintonía con los retos actuales.
El Festival arquia/próxima 2024 invoca a esas arquitecturas subversivas y deseantes